Veracruz frente al proceso de la relocalización (nearshoring) y el financiamiento para el desarrollo
Synopsis
El nearshoring –cuya traducción significa “relocalización”– tiene como propósito llevar las fábricas y los procesos de producción o suministro tan cerca como se pueda de los consumidores o clientes finales, y se produjo como resultado de factores tales como la guerra comercial entre los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) y China, la pandemia de COVID-19 y el conflicto armado entre Rusia y Ucrania, cuyo efecto generó, entre otros, cambios en las cadenas globales de suministro derivadas de interrupciones significativas en el abastecimiento; además de impulsar una ralentización del fenómeno de la globalización (Cárdenas, 2004), con lo que se conformaron bloques regionales y políticos en donde la inversión extranjera directa (IED) busque países alternos fuera de China. Sin embargo, la relocalización o nearshoring no es solo un tema de proximidad con los EE.UU.; es también de complementariedad (all shoring), de ahí que resulta fundamental eliminar las barreras que se han impuesto a la inversión, como lo es el respeto al Estado de derecho, incluyendo la seguridad pública, ya que todo apunta a que México, por factores incluso ajenos a su política interna y en materia comercial, puede ser aún uno de los principales beneficiados del proceso de relocalización por su cercanía geográfica con EE.UU., su principal socio comercial, y, desde luego, por los benéficos por el tratado de libre comercio (T-MEC). No obstante, si no se dan pasos firmes por parte del Estado mexicano para garantizar el Estado de derecho y establecer políticas públicas que fomenten la innovación, el desarrollo tecnológico e impulsen el financiamiento, difícilmente se podrán capitalizar las ventajas y el potencial económico de capital humano y de infraestructura que tiene nuestro país en lo general, y el estado de Veracruz en lo particular. La administración del presidente estadounidense Joe Biden asigno más de mil millones de dólares en apoyos y subsidios mediante diferentes decretos (House, 2022) para disminuir costos, crear empleos y reducir la inflación orientados a reducir importaciones de China (pero también de Rusia e India) y abastecer, directamente o a través de proveeduría externa, de baterías eléctricas, energía sustentable, materiales críticos, medicamentos y dispositivos médicos y, desde luego, semiconductores. Para México, las actividades con mayor potencial son la producción de dispositivos médicos, semiconductores y relacionados; computación y electrónica, así como la industria automotriz, maquinaria y equipos, dadas las ventajas de menores costos de mano de obra y logísticos, el establecimiento de un huso horario común, la red de acuerdos comerciales, así como también el acceso a proveedores y mano de obra disponible. En nuestro país, y por supuesto, en el estado de Veracruz, se debe priorizar la inversión en infraestructura (carretera, aeroportuaria, ferroviaria, marítima y aduanera), así como la capacitación y adiestramiento a niveles técnico y de educación superior para generar las capacidades técnicas que demandan las actividades y sectores tecnológicamente más complejos y de mayor valor agregado que requieren las nuevas inversiones. Las pequeñas y medianas empresas (pymes) locales, tienen la gran oportunidad de integrarse en las cadenas de suministro exportadoras por el tema tecnológico (digitalización e e-comerce), pero deben tener acceso a la inversión y financiamiento y, para lograrlo, primero deben impulsarse políticas públicas que favorezcan la capacitación, adopción de tecnología, certificación de procesos, logística, etcétera y, segundo: que promuevan, el acceso al financiamiento y a esquemas de garantía adecuados para las pymes en nuestro país.
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